¿Te ha pasado que crees haber alcanzado tu sueño y luego te das cuenta de que no era
como lo imaginabas? ¿Alguna vez has sentido que quedas sin norte o que aquello que te
motivaba pierde su sustento? Tenía 33 años, todo lo que había sido mi sueño profesional
había quedado suspendido en el pasado, renuncias a grandes cargos, dos empresas
cerradas, un emprendimiento entregado a nuevos socios, no sabía hacia dónde dirigirme
y mucho menos como hacerlo. Casada y con dos hijas de 8 y 9 años, me sentía frustrada
profesionalmente, aunque era una madre ejemplar, dedicada y comprometida al 100%
con la educación de mis hijas y mi hogar. Pero algo me hacía falta, sentía que había algo
más que eso, como si en algún lugar me estuvieran esperando, pero no sabía ni donde ni
como llegar ahí. No sabía que estaba a punto de iniciar mi travesía por el coaching
personal y mucho menos que descubriría en él, la forma en que conocería mis más
ocultas capacidades y potenciaría aquellas que me permitirían alcanzar los resultados que
siempre me había propuesto.
Fue entonces cuando tuve mi primer acercamiento al coaching a través de mi hermano
quien se acababa de formar como coach, pero además estaba en gestión para
representar en Colombia a una escuela de coaching. Cuando mi hermano supo de mi
situación y mi frustración profesional, me ofreció la oportunidad de hacer un diplomado en
Toma de Decisiones Éticas para la Organización con la Corporación PEP. Allí fue donde
empecé a conocer a estos llamados Coaches y el impacto que generaban en mí con sus
conversaciones y entrenamientos. Allí mi vida empezó a dar un giro y empecé a visualizar
mi futuro de la mano del coaching como una oportunidad de conocerme para saber hacia
dónde dirigirme y encontrar la forma de compartirme, de servir, de ser útil para la
sociedad. Conocí entre otros Coaches a Luis Gabriel, tengo todo su entrenamiento
anotado en una de mis libretas, casi no musité palabra ese día porque no quería
perderme de un punto ni una coma, todo lo que dijo fue muy valioso para mi proceso de
desarrollo personal y autoconocimiento. Nos habló desde crecimiento personal y espiritual
hasta liderazgo, pnl y coaching gerencial; pero lo que nunca olvidaré fue lo que pasó
cuando terminó ese entrenamiento. Sentía que no había dicho nada y que al menos debía
darle las gracias por toda la información que nos entregó. Me acerqué, esperé a que otros
se despidieran y cuando me llegó el turno, no sé qué pasó, solo recuerdo que un abrazo
bastó para soltar mis lágrimas, como si con ellas estuviera limpiándome de adentro hacia
afuera y sacando todo lo que tenía aprisionado en mí. En ese gesto comprendí que
estaba en el camino correcto.
De ese entrenamiento salí con la decisión clara de formarme como coach. Mi
transformación apenas empezaba. Convencida de que el coaching era la disciplina que
me acompañaría a hacer realidad mis objetivos, me topé con cientos de opciones,
coaching ontológico, coaching de vida, coaching esencial y la ganadora fue, por supuesto
la escuela que estaría representando mi hermano en el país, Coaching Profesional y
Educativo. Desde niña la educación fue algo que siempre me apasionó, por muchos años
pensé que sería profesora y fue mi juego favorito durante mi infancia. Cuando empecé
mis experiencias como emprendedora siempre fueron alrededor de proyectos educativos;
por lo tanto, esta línea de coaching fue la que me correspondió completamente en ese
preciso momento de vida. No me equivoqué, esta línea de coaching me dio la oportunidad
de compartirme en un sin número de proyectos pedagógicos y en procesos de
acompañamiento familiares y dirigidos a niños y adolescentes, así como en procesos de
coaching personal para adultos. Todos los procesos y las sesiones de coaching han sido
para mi la ocasión para inspirar a otros a alcanzar sus metas, a conocerse mejor y a
definirse desde su esencia; pero, más allá de esto, ha constituido la materialización de mi
anhelo de servir y compartirme, la posibilidad de conocerme a través de cada una de las
personas que he acompañado, encontrarme en cada una de las conversaciones que
hemos sostenido y reconocerme en el otro. Gracias al coaching encontré un camino y
comprendí que el camino no termina mientras habitemos esta experiencia humana de
constante crecimiento personal y espiritual.
Hace menos de un año, fui sorprendida con una invitación a formar parte del equipo de
entrenadores de una nueva Certificación. Alguien quien fue un pilar en mi decisión de
formarme como coach me estaba invitando a ser parte de su equipo. Muchas
conversaciones se generaron en mí, venía de ser parte del STAFF de la escuela en la que
me formé y estaba a punto de aceptar la representación de una nueva formación de dicha
escuela. Así entonces tenía dos caminos. De las cosas que he aprendido en el ejercicio
del Coaching es que tan importante como saber que hacer, lo es el saber que dejar de
hacer, elecciones y renuncias. A veces para escribir una nueva historia hay que finalizar
otras y fue así como decidí empezar a construir una nueva historia de la mano del equipo
de DIAL COACHING. Empezamos a afinar nuestra mentalidad para alcanzar un ideal y
hacerlo real con determinación, nos vestimos con la mejor actitud y nos dispusimos a
seguir las señales que hoy nos tienen en esta sintonía, dando lo mejor de nosotros y
compartiendonos desde nuestra esencia.
Creía que había sido invitada a transformar, no contaba con que iba a ser transformada.
Es por ello que hoy estoy plenamente convencida de que el Coaching ha sido en mi vida y
es la oportunidad de conocerme, descubrir cómo llegar hacia donde quiero ir y acompañar
a otros en su camino de desarrollo personal para el logro de sus resultados.
DIAL COACHING le ha dado continuidad a mi travesía por el Coaching Personal,
reconociendo cada momento como un destino y un nuevo comienzo.